Ayer tuve una conversación con uno de mis amigos más cercanos quien es un líder cristiano muy importante en su país en América Latina.
Su país ya ha estado experimentando unos profundos retos económicos y políticos resultando en escasez de cosas básicas como combustible, jabón y comida entre tantas otras cosas, aun antes de la llegada de esta actual pandemia. Las condiciones se han empeorado con la actividad económica severamente reducida, un gobierno represivo, y el temor de enfermarse y morir.
Mientras nos hablábamos, fui maravillado oyendo de las oportunidades sin precedente de poder ministrar a los necesitados y la disposición de tantos deseando acercarse a Dios. Por meses, la gente se acerca a la iglesia pidiendo que Jesús les perdone de sus pecados y salve sus almas. Anima muchísimo ver la manera en que Dios está ministrando a muchos de los que están sobrellevados por un gran temor. ¿La situación está provocando preguntas como, “Es esto el fin del mundo?” El le responde a la gente que no es el fin del mundo, sino que “es el juicio de Dios.”
En realidad, no me sorprende oírlo decir eso porque es una declaración muy común entre muchos cristianos en tiempos como estos. Cuando cualquier cosa sucede que sea fuera del control humano como huracanes, terremotos, tsunamis, incendios forestales, pandemias o cualquier tragedia mayor que está en el enfoque global, cristianos con buenas intenciones tratan de explicar porqué el sufrimiento humano tiene algún propósito. Yo recuerdo cuando algunos decían que los atentados terroristas de 9/11 fueron el juicio de Dios contra alguien.
Todas la cosas destructivas y desagradables causadas por la naturaleza han sido reconocidas abundantemente en la sociedad actual como “Actos de Dios”. Aun vemos esto cuando una persona sufre y se muere de una enfermedad dolorosa y horrible y algunos dicen que fue la voluntad de Dios; quizás fue debido a un pecado que tenia la persona; Dios le quiso llevar…etc. Pensando en esta manera presenta a Dios como un áspero, duro de corazón y vengativo dictador faltando cualquier apariencia de compasión. Otra discusión muy controversial que surge en momentos como estos es si todo lo que sucede en el mundo es la voluntad de Dios o no. Podemos complicar las cosas mucho mas que lo necesario por poner cualesquiera cosas difíciles de entender en la categoría “Es la voluntad de Dios” como una frase para contener todo.
Mucho de la manera en que percibimos a Dios está basado en un malentendido acerca de quien es según los tratos históricos entre Dios y la humanidad. En el Antiguo Testamento, vemos a Dios tratando con la humanidad en una manera que algunos pudieran considerar áspero sin entender el contexto en el cual Dios hizo lo que hizo. En numerosos lugares; sin embargo, aun en el Antiguo Testamento, vemos a Dios con mucha compasión y misericordia en sus tratos con un pueblo terco y rebelde. Hay muchos pasajes en la Biblia que son muy descriptivos hablando del carácter de Dios mostrando su corazón verdadero como en Salmos 145:8, Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia. Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras.
La relación de Dios con la humanidad cambió para siempre por media del último sacrificio hecho por Jesús mismo en la cruz, sellando un nuevo y mejor pacto con su sangre precioso. Jesús mismo, siendo Dios, declaró perdón sobre los que le estaban crucificando, diciendo “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.” El único juicio demostrado en la vida terrenal de Jesús fue contra la gente y los sistemas auto-justificados que existían en su tiempo. El fue y siempre es misericordioso hacia los perdidos, disfuncionales, y abiertamente pecaminosos. Dios ya no trata a la humanidad como la trataba antes del Pacto Nuevo.
Una tendencia a atribuir rápidamente el juicio de Dios a cada tragedia también revela evidencia de un sentir de auto justificación no saludable. En Santiago 2 Dios nos anima no diferenciar ni mostrar favoritismo hacia los que parecen tener todo en orden, mientras menospreciamos a los que se encuentran en luchas y disfunción. En Santiago 2:4 dice, ¿No hacéis distinciones entre vosotros mismo, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Se resume en Santiago 2:13 cuando dice, Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. Tengamos cuidado en no crear a nuestro Dios en nuestra misma imagen. Es cierto que no le gusta a Dios el pecado en nada, sin embargo, no está tan deseoso llevar juicio sobre otros como nosotros mismos a veces lo deseamos.
Hay muchas cosas que suceden en la tierra cada día que no son la voluntad de Dios. Nunca es la voluntad de Dios que haya asesinatos, violaciones, terrorismo, abuso de menores, pobreza en extrema, hambruna, ni enfermedad aquí en la tierra. Si todo lo que sucede fuera la voluntad de Dios, El sería el peor padre que jamás haya existido. El sería arrestado y encarcelado por abuso de menores si hiciera estas cosas a los que se llaman sus hijos. Debemos entender que Dios odia todo lo que le hace daño a cualquier ser humano, especialmente cualquier cosa que separa a los seres humanos de conocer y recibir Su amor.
No, COVID 19 no es el juicio de Dios contra la humanidad. Actualmente, El quiere sanar y es sanando a muchos sufriendo de esta enfermedad. Jesús constantemente andaba en su vida terrenal “sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” Mateo 4:23. Si fuera la voluntad de Dios enfermar a la gente con COVID 19 por su juicio, entonces no quisiera deshacer su voluntad por medio de sanar a la gente con esa enfermedad a la misma vez. Los animo a todos que vuelvan a Jesús en su momento de necesidad y El te estará esperando entrar en tu vida y suplir todas tus necesidades, lo que sean. No esta bravo contigo ni con el mundo, El está esperando con sus brazo poderosos abiertos para recibir a todos que le acerquen.
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